“Come como si no estuviera rota, como si se conociera a sí misma de forma innata”. The Small Bow
Mi hija come así. Es una forma de libertad que no conozco y me gustaría hacer todo lo posible porque la conserve. Pero no sé cómo se hace. Tampoco quiero para ella el mito de “quiero ser saludable”, el mito del control. Quiero su manera natural de enfrentarse a la comida. De parar de comer, incluso helado, si está llena. Sin autoimponerse ningún límite. Ni ningún principio. Usar la comida como lo que es. Sin premio, sin castigo, sin remordimiento.
Yo ya no diferencio lo saludable de lo poco calórico. Como mucha gente. Dicen: “quiero estar bien”. Pero bien es más delgada, o delgada. Han pasado por la dieta keto, ayunos, bajas en hidratos, una dieta en la que se comía solo proteína, grasas, comida cruda, la dieta del bocadillo... Y siempre son la mejor dieta, la más saludable, dicen. Digo “dicen” porque a pesar de este texto, yo solo hago la dieta mediterránea y trato de bajar el número de alimentos calóricos que como. Lo que llaman controlarse. Tampoco me hace más saludable. Solo soy menos dada a la innovación. Pero la mentalidad detrás es igual.
“Nunca estoy más orgullosa de mí que cuando pierdo peso”, dice uno de los testimonios del texto: Cómo es ser fea. Agrupa muchas cartas de lectores sobre su relación con el cuerpo.
Creo que llegué a ese artículo por el episodio Amiga date cuenta sobre dismorfia corporal. En el podcast también hablan de un artículo (La economía de la delgadez) que explica que las mujeres más delgadas cobran más (no los hombres); tienen más ascensos y viven mejor (los hombres gordos y delgados parecen no tener tanta diferencia).
“Soy una científica profesional, en dos semanas llevaré 12 años sobria y realmente disfruto de mi propia compañía como nunca lo había hecho cuando bebía y consumía. Pero... no puedo dejar de sentir que estoy mejor cuando estoy más delgada”.
A mí esto me deja desamparada. A veces pienso que es porque trabajo en un mundo donde lo físico importa demasiado pero, en realidad, solo hace falta rascar un poco para ver a casi todas las mujeres así, con una batalla encima.
“Evito ver a viejos amigos que me conocieron cuando era más delgada. Prefiero esconderme a que me pillen existiendo de forma imperfecta”.
Aquí un capítulo de La idea de ti sobre lo mismo: “Yo también me engaño. A veces me digo que es porque quiero estar a gusto conmigo misma. Y es verdad. Pero es que lo que necesito es estar a gusto con esa imagen de mí que me han dicho que es admirable, querible, gustable” (que feo está auto citarse, amayita, pero no estoy yo de tiempo para escribir tres veces lo mismo).
Sobre el cuerpo me ha sorprendido mucho el libro La educación física de Rosario Villajos.
"Habría sido mejor aprender que el cuerpo, uno cualquiera de carne y hueso y vísceras y sangre y bacterias y mierda, era perfecto en su categoría, en la de no competir con nadie, ni siquiera contra si mismo".
Catalina es una adolescente que tiene volver a casa como sea y el miedo a sus padres es mayor que hacer autostop y que la coja un desconocido. A pesar de todo lo que ha oído, con todo con lo que la han asustado, a pesar de los casos en las tele, de las agresiones y de los abusos... Todo es menos grave que las represalias.
Mientras vuelve, va contando esos otros miedos, críticas, frases, pensamientos que llevan creciendo en ella y en una familia tipo donde el machismo manda, donde su hermano tiene todos los privilegios y ella un cuerpo al que le ponen una faja y cuyos genitales reciben el no nombre de “su ahí”.
"Catalina nunca había sentido su cuerpo como gordo ni delgado, sino como si no fuera suyo, como si solo fuera una mascota ajena, lenta, torpe, grandota y triste que tiene que alimentar a diario y arrastrar a base de tirones".
Rosario Villajos ha publicado un artículo sobre una polémica que ha habido esta semana (bueno, mini polémica en un ambiente nicho) sobre el boom de mujeres escritoras premiadas y un exceso de libros sobre temas con la maternidad o con un enfoque victimista (long story short, tenéis ahí los enlaces por si queréis profundizar).
Yo he publicado un libro sobre algo parecido a la maternidad, o la previa a la maternidad. Ojalá los premios y el mercado estuvieran beneficiándome a tope, la verdad. No tengo vocación de nicho y tampoco me parece que haya que hacer de los libros altares de nada.
De momento, en un plot twist que no vi venir, hay gente buscando “¿Quién es Amaya Ascunce?” en Google.
Resulta que Anne Hathway protagoniza una peli con el título de mi libro: “La idea de ti” y hay bastantes personas desorientadas. Algunas incluso se han comprado el libro.
Y les ha gustado a pesar de buscar un amor adolescente y encontrar una embarazada hipocondriaca con dolor de ciática. La vida a veces es maravillosa. Ojalá se equivoquen un millón más.
Amaya Ascunce
Te leo y siento una tecla pulsarse en mi corazón.
No hay mejor manera que empezar un domingo leyéndote. A mí me pasó lo contrario con la película, pensaba que se habían basado en tu libro y luego me di cuenta de que no. Una pena, a Anne le hubiera encantado interpretar "La idea de ti" de Amaya Ascunce. De eso no me cabe ninguna duda.