Voy a muchas cosas últimamente: comidas, presentaciones, cenas, fiestas, eventos… Voy sola a esos sitios casi siempre. No es súper agradable ir sola, la verdad, aunque no tengo problemas con estar sola. No soy muy expansiva ni comunicativa, pero salgo del paso. A veces incluso he conocido otra gente que estaba sola como yo y buscaban un ancla en esas reuniones sobre la pivotar. Alguna vez he hecho amigos con cierta incomodidad al principio.
No me gusta cenar sola en un restaurante. Eso sí intento evitarlo. No tengo problemas con comer sola, pero cenar no me gusta. Un día en Nueva York, en un viaje de curro, me fui a un restaurante precioso del Village, me sentía súper moderna, me comí unas alcachofas (mi plato preferido) y un vino. Y casi me voy con llorando con hipo de allí. Toda aquella gente tan acompañada, tan entretenida, pasándolo tan bien en esa ciudad tan loca y yo, tan sola. Y encima con una luz tenue que me impedía siquiera leer.
Hay gente que casi nunca va sola a estos mismos sitios. Quedan un poquito antes, en la esquinita de antes, y aparecen juntos o cenan en la habitación del hotel. También hay gente que busca la manera de ir en pareja, acompañada, con una amiga o con una compañera de trabajo. Hay muchos tándem que siempre llegan juntos.
A veces me da envidia esa sensación de seguridad con la que deben llegar. Pero no he sido yo de pedir que nadie me acompañe al baño, ni a la barra a pedir, ni a mi casa. No me parece ni mejor ni peor. Pero me he dado cuenta de que tiendo a ir sola a los sitios. Incluso cuando podría buscar compañía, no se me ocurre.
En esos sitios sola, he tenido conversaciones muy intensas estos meses. Como si los lugares comunes se le anduvieran quedando pequeños a la gente. Me han contado historias de amor, de trastornos alimenticios, abortos, depresiones, ansiedad e incluso suicidio. Me han hablado de sus frustraciones y de sus victorias diarias personas a las que no conocía de nada. ¿Soy yo? ¿Es el espíritu de los tiempos?
Mi libro o esta newsletter ha sido el detonante de esa sinceridad muchas veces. Siempre suele haber en esos grupos de trabajo alguien que me ha leído. El haber mostrado mi vulnerabilidad parece animar a los demás a contarme sus penas y alegrías incluso en sitios así.
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A veces me arrepiento. Al momento. ¿Pero seré bocazas? Ese desconocido, si quiere, puede leer mucho de lo que soy. La próxima cena de curro yo apenas sabré nada de él, y yo he puesto en sus manos lo que soy. O esa madre del cole de mi hija. ¿Por qué narices le he dicho nada? Va a saber que una vez una vez dejé a mi ex, me compré una botella de vino, y me emborraché sola en una habitación de hotel a 15 minutos de mi casa.
Pero luego se produce lo otro, la conexión. Esa sinceridad tan rara entre desconocidos. Esas barreras bajadas. Y entonces toda esta exposición merece la pena. La entiendo y me siento un poco menos vulnerable. O al menos, tanto como los demás.
Imagino que esta ha sido la gran enseñanza de 2022. Allá vamos 2023.
Felices fiestas, y feliz año.
Amaya
A mí me pasaba mucho hace tiempo esa doble contradicción de ir sola a los sitios, incluso sabiendo que va a ir gente que conozco, prefiero ir por mi cuenta. Te entiendo en lo de la cena sola, aunque como me gusta inventarme historias de las personas a mi alrededor no me siento sola, lo hago habitualmente cuando viajo sola y dependiendo de mi estado de ánimo me envuelvo en mi soledad o sonrío a mi alrededor y siempre hay otras personas con necesidad de relacionarse.
Gracias por visibilizar algo que todavía es tabú.
Un abrazo 🤗 y Feliz Navidad 🎄
Feliz Navidad Amaia! Yo pertenezco al grupo que hace cosas sola. Empecé a viajar sola al no encontrar amigas que les interesaran mis destinos y después de muchos viajes los disfruto. Cenar sola en grandes ciudades me gusta menos pero también te digo que como tienes tiempo de observar a la gente mucha gente veo parejas cenando juntos y sinceramente no me cambio. Ir al cine sola o a una cafetería sola es uno de esos pequeños placeres. Por supuesto que es mejor ir acompañada y compartir, pero entre la opción que dejar de hacer cosas o hacerlas sola opto por la segunda. Y puede ser una oportunidad para conocer gente.