“Creo que la literatura versa, precisamente, sobre todo lo que escondemos detrás de esa versión pública de nosotros mismos. Solemos sentir bastante vergüenza de lo que en realidad somos porque no es lo mismo que la versión idealizada que mostramos al mundo. En nuestra parte más recóndita sabemos que también estamos hechos de motivaciones oscuras; somos conscientes de ellas, pero no encontramos una forma de expresarlas porque nadie más se anima a expresarlas y, en ese sentido, estamos muy solos. La tarea del escritor radica en hablar de eso, de lo que nadie quiere hablar, en lugar de crear un mundo feliz en el que todos son quienes dicen ser”. Jonathan Franzen.
Me acabo de terminar Encrucijadas, la última novela de Jonathan Franzen. Es un librazo. Te chupas 640 páginas sin darte ni cuenta. Cuenta la vida de una familia en Estados Unidos en los 70, donde cada uno de los personajes está en una encrucijada: unos religiosa, otros moral, social, política, familiar, de pareja… Hay para todo. Dime con qué andas runruneando y Franzen tiene un personaje para ti ahí dentro.
Es raro pero no subrayo casi nada es sus novelas y, sin embargo, me gustan mucho. Tampoco me suelen caer bien sus personajes. En este libro creo que solo me caen bien un par. Pero imagino que es porque los describe tan bien que son tan humanos que ves todas sus mierdas.
La novela creo que trata en el fondo sobre la bondad. Lo que se enseña, y lo que va por debajo. Tiene un final abierto, y de alguna manera, lo que decidas tú como lector sobre lo que hace uno de los personajes en el último capítulo dice mucho de cómo eres.
Que alguien me caiga mal no es un problema para algunas cosas. Puedo relacionarme con gente con la que no estoy de acuerdo en casi nada, si me parecen buenas personas. Puedo trabajar con personas que me caen mal si las respeto profesionalmente. Puedo engancharme con un personaje, aunque no lo soporte y puedo leer libros aunque sus autores no me caigan bien.
Me pasa con Franzen al que le tengo un poco de manía, aunque tampoco sé a ciencia cierta por qué. Bueno, en parte por aquello que dijo sobre que el cambio climático no tenía solución pero a mí me salvan mis pájaros. Bueno, él lo dijo mejor, pero se entiende.
Con Michel Houellebecq me pasa que me cae fatal. Pero fatal. Y en cambio me leí este año Aniquilación, el último suyo, y me ha vuelto a encantar (pese a las terribles críticas). Sus personajes son también horrorosos. Es que te dan ganas de abofetearlos. Pero da igual. Me los leo todos. Y a gusto. En este último quizás haya una manera rara de optimismo y un amor que no le pega ni un poco a Houellebecq. Es como si lo hubiera escrito enamorado de una ex. (Si me lee, me empala). A mucha gente le ha resultado aburrida la novela. Es la vida de un alto funcionario soso, mecánico, de su matrimonio medio roto, de su padre enfermo, de sus hermanos… Habla sobre vejez, eutanasia, parejas, enfermedad y política. Es una novela rara que no tiene los fuegos artificiales y el sexo de otras pero, chica, me ha gustado también. A pesar de él.
Otro personaje horrible, Nat, la protagonista de Un amor, de Sara Mesa. Sobre la autora no tengo opinión, no la conozco mucho pero a Nat me han dado ganas todo el rato de gritarle: ¡Espabila! ¡Asume tu vida! La novela me ha gustado mucho a pesar del desasosiego constante. Cuenta como Nat se va a vivir un pueblo claustrofóbico y toma todas las peores decisiones que se pueden tomar en cada momento. Sara Mesa lo borda, eso sí. Me gusta cómo cuenta la historia de amor, que no creo que sea amor, la verdad.
“Entre todas las interpretaciones posibles, Nat siempre escoge la peor. Ni siquiera cuando se convence de que sus ideas carecen de sentido está a salvo. Cualquier variación, cualquier matiz que no hubiese previsto –por mínimo o lejano que sea–, consigue que se tambalee. Los celos, ese insistente monstruo de ojos verdes, se cuelan hasta en la cama, con su lengua picuda y sus muecas obscenas, inspeccionándolos a ambos para devorarlos, corrompiendo el sentido de sus movimientos, tiñéndolos de suciedad y recelo”.
Me pasa con los perfumes algo parecido. Me obsesiono con olores que me incomodan. Por ejemplo, ahora no me quito este de Tom Ford. Estoy enganchada. Lleva mucha vainilla, un olor dulce que no me suele gustar porque lo de oler a tarta no va conmigo. Además, lleva mucho tabaco y especias y algo picante que no paro de oler en mi pelo y no sé si termina de gustarme. Lo mezclo con almizcle en las muñecas para limpiarlo un poco (Este musk invisible de Juliette has a gun me chifla). Tobacco Vanille no es lo mío, pero a este paso me fundo el frasco antes de llegar a fin de año.
No sé a dónde quiero llegar con todo esto.
Me imagino que a que soy capaz de separar obra y autor. A que las historias me gustan incluso cuando sus protagonistas son insoportables y te dan ganas de gritarles. Y que un buen perfume, muchas veces no tiene nada que ver con lo que te gusta o estás acostumbrada. Pero, claro, para descubrirlo uno tiene que estar incómodo o en desacuerdo. Tragarse 600 páginas de algo con lo que no comulgas es cada vez más difícil en un mundo lleno de algoritmos que te sugieren solo las cosas que ya te gustan, o que se parecen a ti. Y así es complicado entender el mundo. Luego anda mucha gente sorprendida con las cosas que pasan. “Pero ¿cómo es posible que gane X o Y? Si yo no conozco a nadie que les vote”. Pues eso. A leer más.
P.D. 1 Otra cita de Franzen que la verdad, ahora no termino de recordar por qué me cae mal:
“Pero si quieres vivir sin pasar dolor o ser desaprobado, en realidad no estás viviendo, ¿verdad? Así que el dolor es el riesgo. Si te permites amar algo, apasionarte, también te estás abriendo a la posibilidad de ser herido. Y esto también aplica para el escritor: para hacer el trabajo bien uno debe arriesgarse mucho, exponer mucho de uno mismo, y hay una posibilidad muy seria de que a la gente no le guste, que lo rechace. Pero, al mismo tiempo, no arriesgarse sería fracasar como escritor”.
P.D. 2 Se acercan una bonitas fechas para regalar mi libro. Que tiene algo de eso de exponerse. No quiero pasar lista pero esta newsletter tiene 11.200 suscriptores (¡Dios mío!) y no se me ocurre sitio mejor donde alargarle la vida a este libro que tanto me ha costado escribir: LA IDEA DE TI.
“Veo el patrón. Pero ¿cómo se hace? ¿Cómo cojones se deja de tener miedo al dolor? Y estoy hablando del dolor físico, que me parece algo más sencillo de soportar. ¿Cómo se hace para no protegerse? ¿Cómo se hace para no prepararse para esquivar el golpe? Junto todas estas palabras en este libro y pienso si me servirá, si esta exposición, este viaje al centro de mí misma, romperá el patrón. O me moriré de vieja (espero) todavía pensando que puedo controlar”.
P.D. 3 Para poner esta cita, he buscado en mi libro la palabra dolor y sale ¡74 veces! Lo que me da una media de 3.4 veces por página. Escribo la palabra dolor 3.4 veces por página. Si no es un patrón…
Leer "Frozen" donde dice "Franzen" caaaada vez que aparece en la entrada: mi domingo, mi vida.
Gracias, de nuevo, Amaya. No sé cómo das en el clavo (mi clavo) siempre, esta semana mi tema es el asco y lo he llevado a lo mal que me cae la gente que me cae mal sin saber el porqué. Curioso que hables hoy de esto y que lo lea. Sigo aprendida.
Me pido tu libro para navidades, tengo curiosidad por observar cuánto dolor en un libro puedo aguantar. Salud!