Más madera
Lo nuevo manda. Me pasa al recomendar libros aquí. O el otro día en el que charlaba con Cris Mitre en Instagram. Acabo hablando siempre de los mismos pero es que no puedo estar leyendo los cinco mejores libros de humor todas las semanas. Ni los de pena. Esas listas apenas han cambiado en mi vida. Sale uno, entra otro. Pero se mantienen años. Algunos imagino que estarán en mis listas para siempre como El año del pensamiento mágico, Cien Años de soledad o Las uvas de la ira.
Pero el mundo es una hoguera, sobre todo las redes, y grita: “más madera”.
Hay miles de personas con urgencia de ponerle un check a todo: “lo he leído, lo conozco, yo lo leí antes, lo he visto, escuchado, probado, comido o bailado antes que tú”. Siguiente.
Leo novedades, algunas me gustan. Las reseño. Pero si tengo que hacer listas, siempre vuelvo a unos pocos: los míos. Sueno como un disco rayado. Apenas me muevo: historias de madres, de perdedores, de inmigración y clases, niños, duelo, nostalgia. Todo está siempre ahí. Qué pesada, Amayita.
Como esto que volví a subrayar:
“El Anatolio me recordaba a mi abuela. Se sentaba en su silla igual que ella. Muy recto, los dedos entrelazados, la mirada luminosa y estable. Ambos daban la impresión de que nada podría perturbar su total concentración, que me gustaría llamar ‘la fuerza de los débiles’. La certeza absoluta de que eran capaces de soportarlo todo, y de que cualquier cosa podría ocurrir en el momento más inesperado. Personas así saben que no pueden dominar la vida, pero sí pueden dominar su miedo”.
Es de “Otra vida por vivir” de Theodor Kallifatides, tiene unos años y seguro que ya lo he recomendado varias veces. Lo estaba volviendo a leer justo antes de que mi hija me partiera la pantalla de ebook con la cabeza. El karma, otra vez.
Con los perfumes me sucede igual. Mis favoritos de higuera siguen siendo los mismos. Incluso en el caso de los perfumes me pasa que, cuanto más los uso, más historias les pego, más los quiero. Azahar, jazmín, nardo. Vuelvo a lo mismo. Pruebo cosas. Pero para qué te voy a recomendar mi último descubrimiento si llevo años siendo fiel a Olene de Diptyque. Si me preguntas el mejor jazmín para mí es ese. Por muy entretenida que este ahora con otro. Se acabará esta especie de enamoramiento que tengo con algunos olores y canciones. Y volveré a esos tres o cuatro aromas que nunca cambian en mis estanterías.
Así que re-recomiendo. Y me siento que repito el mismo rollo. Oigo de fondo: “más madera”. Pero qué queréis ¿el mejor libro de duelo o un enamoramiento fugaz? “Más madera”.
No puedo. Todo va demasiado rápido.
Mi propia vida me adelanta por la derecha. Mi coche, el de hace dos newsletters sigue roto. Cada vez que lo saco del mecánico se le enciente la luz de ‘check engine’. Me dejaron un coche de sustitución. También se le encendió el ‘check engine’ llegando a mi casa.
Puedo hacer una lista larguísima de todas las cosas que tengo que hacer, debería haber hecho, o acabo de hacer. Pero no la hago, porque las listas, solo con pensarlas, me dan ansiedad.
En este momento, además, tengo ciática, cistitis y gastroenteritis. Creo que es mi propio ‘check engine’. Todo crisis existenciales. Por dios, otra vez con el mismo rollo, Amayita.
P.D. No soy muy pesada con recuperar los libros que presto, pero el que tenga el mío subrayado de Las uvas de la ira, si me lee, que me lo devuelva, por favor.
La vida se empeña en correr cuando lo único que me apetece es sentaremos a disfrutar ,disfrutar cada segundo sin tener prisa que la vida no es una carrera aunque últimamente se nos olvida. Me encanta las recomendaciones de libros,perfumes y aunque te parezca que te repites no es así solo insites en los mejores
Qué bien escribes y qué bien lees, me encanta tu voz