Otra newsletter que casi no mando. O la mando vacía. Vivo a un volumen de producción que por las noches sueño con máquinas de monedas de esas que se amontonaban y tenían una bandeja que las empujaba al siguiente nivel. Y a veces se hacían montones inverosímiles y pensabas que la siguiente iba a conseguir arrastrar el montón y que iban a caer todas. Estaba claro. Una cascada de monedas toda para ti. Pero no. No sabes cómo pasaba pero el montón crecía. Se hacían torres. Y más torres. Y daba igual tu lógica, tu estrategia, o todo lo que derrocharas. Ahí, no caía nada. Solo montones de monedas creciendo desplazándose sobre bandejas doradas a rebosar.
Volver a la normalidad me parecería bien, si la gente hubiera aprendido ciertas cosas que ya no se deberían hacer, pero no, parece que a todo el mundo le ha dado por lo mismo, y les ha entrado el ansia de las compras y vuelven las aglomeraciones y todo lo demás...
Volver a la normalidad me parecería bien, si la gente hubiera aprendido ciertas cosas que ya no se deberían hacer, pero no, parece que a todo el mundo le ha dado por lo mismo, y les ha entrado el ansia de las compras y vuelven las aglomeraciones y todo lo demás...
Es una premonición de todas las que te van a caer el 22 de diciembre. Espero que además de pasta de dientes hayas comprado un décimo.