Mi tío dijo que de eso nada, que no hay que pedir perdón por estar malo, por ser un ser humano, por estar harto (está claro que mi tío nunca había sido mujer).
A ver, que vengo con un drama que me ha encantado.
No he pillado a nadie por sorpresa ¿eh? La cita es de la novela ‘Pequeñas desgracias sin importancia’, de Miriam Toews. Sobre el suicidio asistido. Dos hermanas una de ellas, Elfrieda, un portento del piano intenta suicidarse y le pide a su hermana, Yolandi, que le ayude a morir con dignidad. A la primera todo le va bien: pareja, amigos, éxito incluso físicamente es perfecta. La segunda va de divorcio en divorcio, no le gusta su trabajo, nunca tiene dinero y sobrevive a sus pequeñas desgracias sin importancia, pero quiere convencer a Elf de que viva como sea. Pero eso no se puede.
Lo malo del libro es que está basado en su propia historia. La hermana de Miriam se suicidó (también su padre 10 años antes) y la escritora dice que su mayor arrepentimiento es no haberla ayudado a morir con dignidad.
Se habían criado en una comunidad menonita, que es algo parecido a los amish, aunque cada uno con sus manías, rechazan la tecnología o incluso la música como en el caso de Elfrieda y su piano. Pero todos acaban fuera de esa comunidad. Hasta su madre:
Abrió el portátil para echar una partida rápida al Scrabble. El último tipo con el que había jugado era francés y le había ofrecido mandarle una foto de su pene. No merci, le respondió ella. ¿No tendría mejor alguna foto de París?
Lo mejor del libro es el humor. Que parece un milagro ahí dentro de tanto drama, que es un poco el estilo en mi familia.
Es tan bajita y huele tan bien, como a leche de coco. Me abraza y me dice que todo va a salir bien. La quiero por decírmelo hasta el infinito, pero a veces me pregunto si cree que soy tonta o algo. De todas formas, es mi madre y eso es lo que hacen las madres. Bob Marley también lo dice, aunque dice que todo, hasta lo más mínimo saldrá bien, y a mí parece una precisión apropiada a pesar de que seguramente lo pusiera para que le cuadraran las sílabas en el verso.
Yo tengo una hermana. Y creo que es una de las mejores cosas que tengo. No solo mi vida ha sido mejor gracias a ella sino que yo soy mejor persona por ella. No lo tuve claro en los primeros años en los que incluso recomendé a una prima que asesinara a la suya recién nacida antes de que creciera y le robara todas las cosas. En mi defensa, yo tenía 5 años cuando lo sugerí. Pero mi hermana es tan guay que me ganó enseguida y no recuerdo haber discutido nunca después. Ni en la adolescencia. Creo que nadie me conoce y me acepta más que ella porque se lo sabe todo. Desde el principio. Confío en que ella sienta lo mismo. No sé si a todo el mundo le pasa, esa confianza bestial, ese saber que el otro lo sabe todo, o casi. La compañía y el saber lo que piensa solo con verle la cara. Seguirse la pista sin condiciones, sin ahogos, ni tensar ninguna cuerda. Esa forma de amor tan concreta y libre. Al menos para mí eso es tener una hermana.
Todo el libro me ha tenido sin aliento.
Damos por hecho que el amor se demuestra de maneras determinadas, pero no, a veces es justo lo contrario de lo que queremos, o necesitamos nosotros. Pero esa generosidad, joder, qué complicado.
P. D. 1 Me ha gustado esta reflexión.
Además, escribir cuesta mucho ¿no? Lo suyo es entrar, hacer lo que tienes que hacer y salir. Como cunado uno trabaja limpiando fosas sépticas.
P.D. 2 Esta canción de Antony and the Johnsons sobre las hermanas me flipa.
Que casualidad que hoy me encuentre con tu artículo. El viernes mi hermana mayor me comentó que la han detectado un cáncer de mama. En mi familia el recurso del humor en momentos de drama a veces sale y a veces no. Y el otro día salió, a raudales. El médico la ha dicho que se la va a caer el pelo, que lo pasará mal depende de cómo lo soporte su cuerpo, que tiene muchísimas posibilidades de que se cure pero que va a ser un año duro. Así que empezamos a hacer chistes del tema: menos mal que no te has hecho el láser que te lo vas a hacer ahora por la seguridad social, los kilos que te sobran, a fuera. En el reservorio puedes meter licor de hierbas? Y así durante la media hora de conversación por teléfono, por que ella vive en Madrid y yo no. Así que cuando hablábamos me alegré el oírla fuerte y graciosa y positiva. Pero luego colgamos y se me empezaron a poner los pelos de punta por que pensé en lo que va a pasar ahora, que va a sufrir mucho y que vivimos lejos y no voy a poder estar con ella. Y lloré. Pero ella no me oyó y no quiero que lo haga, por que esto lo va a pasar y ya está. Así que gracias por el libro y la canción. Se la voy a enseñar, aunque se que me va a llamar moñas. Pero me lo dirá al oído, así sólo lo sabremos ella y yo…
Maravillosa reflexión, yo de pequeña le decía a mi madre que quería tener una hermana, pero no pudo ser. Las amigas son la familia que podemos elegir, y hoy tengo tres hermanas de vida y siento lo mismo que sientes tú. Gracias a la vida siempre.