Tan de acuerdo con todo lo que has dicho...Que yo recuerde sólo me han llamado una vez pija en mi vida y fue cuando volvía de la uni para ir a casa de una amiga y pasé por una parte del Casco viejo, por dónde nunca pasaba y me lo dijo un hombre desde la acera de enfrente con un vino y un cigarro en la mano. Me sentí contrariada y recuerdo que pensé algo así como lo que dices, siempre podemos ser el pijo de otro
Me gusta leerte. El tema de la casa en la playa: más vale tenerla un poco separada de la línea de costa, es más barata y más segura.
En cuanto al libro de los pijos. Es este un tema polémico, hay gente a la que le gusta que le llamen pija, lo que no deja de sorprenderme teniendo en cuenta la definición un poco anticuada de la RAE "persona que presume de ser de un estatus social superior", vamos, creerte rica sin serlo. Pero es verdad que todos somos el pijo de otro. Me horrorizaría que me llamaran pija trabajando como trabajo todo el día en casa y dando clases a adolescentes con la piel cada vez más fina, pero, seguro, que alguien piensa que lo soy.
¡Hola! Siempre leerte me abre la cabeza a otro mundo y eso es fascinante.
Blackie Books es de mis editoriales favoritas. Se me antoja leer el libro, pero no estoy segura, ¿toca el origen de las reflexiones más allá de España?
Digo, al final, todo lo que dices de la educación y tus padres es una falacia que también le encanta a los padres latinoamericanos 😉
Hola Amaya, me da pereza leer, pero hoy me he dado un empujoncito hacia tu newsletter, y qué placer leerte.
Me he acordado de tu mochila estos días, hasta he comenzado un mini inventario mental de qué meter. También sueño con otra casa, pero en el campo y también me planteo qué sentido tiene ese gasto cuando todo parece desmoronarse. O si quizás tiene más sentido que nunca y ahí está la salvación.
Crecí en un barrio pijo y obrero. Mis vecinos iban a cole privado y yo iba al público del barrio. Mi familia era clase obrar con suerte. Mis vecinos me veían como una cutre y seguro que para muchos de mis compañeros de colegio era una pija. Nunca encajé en ningún lado. Mi eterna condición.
Igual esto que voy a decir es una chorrada pero no te parece que ahora un gran porcentaje de pijos (sobre todo de una cierta edad) son eso que llamamos influencers? 😬
Un gusto leerte siempre. Creo que ahora el término pijo ha quedado desfasado, o solo lo reconocemos los que vivimos la época que refleja el libro. El término que lo sustituye es “cayetano/a”, pero no le veo el mismo significado. Ahora pienso en esa época y en esas marcas que anhelábamos, si alguna llegaba a casa era a través de la herencia o “donación” que hacian las familias de bien del edificio dónde mi padre trabajaba de conserje.
Hola Amaya. Me ha sorprendido (gratamente) descubrir esa faceta "prepper" tuya, pues no conocía a ninguna otra mujer (española) que pensase y se preocupase por estas cosas. Yo también estoy con un "zumbado" preparacionista, lo cual ayuda a sentirse menos "zumbados", la verdad. Dios los cría...
Vivimos en el campo en una casa (mayormente) autosuficiente, pero de alquiler.
Y una de las razones por las que decidí hace 13 años dejar la vida urbanita, además de para estar en contacto directo con la naturaleza, y poder llevar una vida más tranquila, fue "por lo que pudiera suceder"... Ya tú sabes.
La pandemia nos pilló ya aquí, relativamente aislados y abastecidos, así que tan zumbados no debemos de estar...
Si te apetece charlar algún día sobre estos temas, puedes escribirme por privado, yo encantada de compartir contigo. 😊
Viví en un barrio de pijos sin que mi edificio, sin piscina ni ascensor, fuera como el resto de las urbanizaciones pijas del barrio, rodeada de colegios para pijos, de tatas de los pijos y con Hombres G y Don Algodón como marco de circunstancias. Me sentía pobre y mediocre sin serlo. Esa pijería de Madrid ha cambiado, o hemos cambiado los que no fuimos pijos y hoy miramos con perspectiva las cosasde la vida, y yo salí sin traumas, pero tu texto me ha devuelto a aquella época con todas sus pocas luces y tantas sombras. Siempre agradecida por tu escribir y tu sensibilidad, una caricia dominical. Besos.
Recuerdo como la hija pequeña de una vecina, hace años, me dijo que yo era una pija, porque no ceceaba (su entorno si) y porque ella me veía de llegar a casa con bolsas del Corte Inglés. Le aclaré que me gustaba hablar bien y que lo de en El Corte Inglés más bien era por tener la opción de pagar en varios plazos 😂
Mis padres me dijeron lo mismo- de nosotros sólo heredas la educación. También me dijeron que la verdad siempre sale a la luz, que el esfuerzo siempre se recompensa y que los buenos siempre ganan… a la luz de todo lo último me pregunto si cuando mueran descubriré que soy heredera de una vasta riqueza que me permita un casoplón en el mar… si queda costa por explotar.
También estudié en la UNAV y me cuesta ahora mucho digerir ese gasto que hicieron cuando pude estudiar al lado de casa… pero salir de casa a los 18 fue la verdadera educación que me brindaron, aunque con gastos pagados. Apañárselas con un presupuesto desde los 18 es el paradigma de ser de clase obrera.
Tan de acuerdo con todo lo que has dicho...Que yo recuerde sólo me han llamado una vez pija en mi vida y fue cuando volvía de la uni para ir a casa de una amiga y pasé por una parte del Casco viejo, por dónde nunca pasaba y me lo dijo un hombre desde la acera de enfrente con un vino y un cigarro en la mano. Me sentí contrariada y recuerdo que pensé algo así como lo que dices, siempre podemos ser el pijo de otro
Buenos días, Amaya
Me gusta leerte. El tema de la casa en la playa: más vale tenerla un poco separada de la línea de costa, es más barata y más segura.
En cuanto al libro de los pijos. Es este un tema polémico, hay gente a la que le gusta que le llamen pija, lo que no deja de sorprenderme teniendo en cuenta la definición un poco anticuada de la RAE "persona que presume de ser de un estatus social superior", vamos, creerte rica sin serlo. Pero es verdad que todos somos el pijo de otro. Me horrorizaría que me llamaran pija trabajando como trabajo todo el día en casa y dando clases a adolescentes con la piel cada vez más fina, pero, seguro, que alguien piensa que lo soy.
¡Hola! Siempre leerte me abre la cabeza a otro mundo y eso es fascinante.
Blackie Books es de mis editoriales favoritas. Se me antoja leer el libro, pero no estoy segura, ¿toca el origen de las reflexiones más allá de España?
Digo, al final, todo lo que dices de la educación y tus padres es una falacia que también le encanta a los padres latinoamericanos 😉
Hola Amaya, me da pereza leer, pero hoy me he dado un empujoncito hacia tu newsletter, y qué placer leerte.
Me he acordado de tu mochila estos días, hasta he comenzado un mini inventario mental de qué meter. También sueño con otra casa, pero en el campo y también me planteo qué sentido tiene ese gasto cuando todo parece desmoronarse. O si quizás tiene más sentido que nunca y ahí está la salvación.
Crecí en un barrio pijo y obrero. Mis vecinos iban a cole privado y yo iba al público del barrio. Mi familia era clase obrar con suerte. Mis vecinos me veían como una cutre y seguro que para muchos de mis compañeros de colegio era una pija. Nunca encajé en ningún lado. Mi eterna condición.
Un abrazo
Igual esto que voy a decir es una chorrada pero no te parece que ahora un gran porcentaje de pijos (sobre todo de una cierta edad) son eso que llamamos influencers? 😬
Un gusto leerte
Un gusto leerte siempre. Creo que ahora el término pijo ha quedado desfasado, o solo lo reconocemos los que vivimos la época que refleja el libro. El término que lo sustituye es “cayetano/a”, pero no le veo el mismo significado. Ahora pienso en esa época y en esas marcas que anhelábamos, si alguna llegaba a casa era a través de la herencia o “donación” que hacian las familias de bien del edificio dónde mi padre trabajaba de conserje.
Hola Amaya. Me ha sorprendido (gratamente) descubrir esa faceta "prepper" tuya, pues no conocía a ninguna otra mujer (española) que pensase y se preocupase por estas cosas. Yo también estoy con un "zumbado" preparacionista, lo cual ayuda a sentirse menos "zumbados", la verdad. Dios los cría...
Vivimos en el campo en una casa (mayormente) autosuficiente, pero de alquiler.
Y una de las razones por las que decidí hace 13 años dejar la vida urbanita, además de para estar en contacto directo con la naturaleza, y poder llevar una vida más tranquila, fue "por lo que pudiera suceder"... Ya tú sabes.
La pandemia nos pilló ya aquí, relativamente aislados y abastecidos, así que tan zumbados no debemos de estar...
Si te apetece charlar algún día sobre estos temas, puedes escribirme por privado, yo encantada de compartir contigo. 😊
Viví en un barrio de pijos sin que mi edificio, sin piscina ni ascensor, fuera como el resto de las urbanizaciones pijas del barrio, rodeada de colegios para pijos, de tatas de los pijos y con Hombres G y Don Algodón como marco de circunstancias. Me sentía pobre y mediocre sin serlo. Esa pijería de Madrid ha cambiado, o hemos cambiado los que no fuimos pijos y hoy miramos con perspectiva las cosasde la vida, y yo salí sin traumas, pero tu texto me ha devuelto a aquella época con todas sus pocas luces y tantas sombras. Siempre agradecida por tu escribir y tu sensibilidad, una caricia dominical. Besos.
Recuerdo como la hija pequeña de una vecina, hace años, me dijo que yo era una pija, porque no ceceaba (su entorno si) y porque ella me veía de llegar a casa con bolsas del Corte Inglés. Le aclaré que me gustaba hablar bien y que lo de en El Corte Inglés más bien era por tener la opción de pagar en varios plazos 😂
Doy fe que siempre se es el pijo de otro
Mis padres me dijeron lo mismo- de nosotros sólo heredas la educación. También me dijeron que la verdad siempre sale a la luz, que el esfuerzo siempre se recompensa y que los buenos siempre ganan… a la luz de todo lo último me pregunto si cuando mueran descubriré que soy heredera de una vasta riqueza que me permita un casoplón en el mar… si queda costa por explotar.
También estudié en la UNAV y me cuesta ahora mucho digerir ese gasto que hicieron cuando pude estudiar al lado de casa… pero salir de casa a los 18 fue la verdadera educación que me brindaron, aunque con gastos pagados. Apañárselas con un presupuesto desde los 18 es el paradigma de ser de clase obrera.
¡¡Mis padres me dijeron los mismo!!! Qué fuerte.
Jajajaja. Mala, a muchas nos han vendido la moto bien vendida.
Casi siempre coincidimos en pensamiento, pero lo de esta semana es una locura, de principio a fin pones palabras a lo que no sé verbalizar.