Lo que dices de "Parece como si mostrar mi vulnerabilidad bajara también la muralla de otros" me ha recordado al #26 de esta lista de 30 cosas que la autora ha aprendido en los 30: "Being vulnerable accelerate friendhips". Como nos conviene recordarlo...
Gracias Amaya por todos estos años, los libros, el blog y todo. Llevo expatriada como tu más de los que viví en Euskadi y cuando te leo me gusta pensar que siempre fuiste parte de ese mundo digital que tenía una mirada real. Yo también quiero volver por no sé si puedo vivir...
De niña no entendía pq había que llevar las bragas limpias por si acaso. El "por si acaso" no lo pillaba. si ahora alguien lo usara ya no estaría libre de segundos sentidos.
Hola, cuadrilla (dicho así, pues ya, hablando de estar en Pamplona con las amigas....):
Que sepas que me habría gustado mucho concerte en el pueblo, espero que algún día pueda ser.
Veo que has puesto la foto del frontón de López (justo al lado de donde yo trabajo).
Yo he vuelto a mi cama de pequeño, porque estoy ahora haciendo noches con mi padre, y te diré que es como estar en mi sitio. Los sonidos son más míos y las posturas en la cama, obligadas por una columna que siempre he maldito, son las misas de mis primeros 35 años de vida. Solo pienso en quedarme ese piso yo cuando lo heredemos los hermanos (veo tristemente cercano el momento). Pasar por el portal y no poder entrar sería una tortura cada día. Lo mismo me pasa en Hernani, al pasar por el portal de mis abuelos.
Lo que cuentas me recuerda a Cinema Paradiso, cuando el ciego dice al chaval que se vaya, y que no vuelva nunca. El chico vuelve de muy mayor y lo ve todo como si no hubiera pasado el tiempo, porque ha pasado tiempo suficiente. Espero que te pase lo mismo con Pamplona que, con todo lo que ha cambiado, sigue siendo igual.
Yo vivo en otro país y volver para algo más que vacaciones se me hace una montaña. Vivir, impensable. Me gusta echar de menos a mi familia. Solo me imagino volver de vieja, cuando el cerebro ya no me dé para hablar cinco idiomas, y lo único que quiera hacer es comprar el pan, salir al parque a tomar el sol y oír los cotilleos mientras me pregunto si concocía al difunto del día, por quien tocan las campanas.
Es todo tal cual lo describes: Es querer volver y querer marcharse, es añorar vivir allí y saber que ya no puedes volver a hacerlo, es sentir una alegría infinita por estar de vuelta y a la vez una pena inmensa porque, no nos engañemos, nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Pero tenemos suerte: Suerte de poder volver a casa. A pesar de que ya no tengo un lugar al que llamar así, sigo diciendo “me voy a casa” cuando vuelvo a mi pequeña ciudad. Porque no conozco otro sitio en el mundo al que sienta de verdad así, a pesar del tiempo y la distancia, a pesar de saber que en realidad, aquello que llamo casa, hace tiempo que no existe.
Me encanta lo de aflojar con el primer peaje. A propósito de volver y de recuerdos, este sábado me encontré con el que fue mi amor platónico de la adolescencia. Quedamos para pasar el día en Zaragoza (mitad de camino para ambos), fui la hora y pico de viaje en tren llorando de emoción, visualizando el momento de abrazarnos (casi 40 años después). Me preocupaba que me encontrara prosaica, agrisada con el paso de los años, las facturas y los deberes de ser adulta, sin atisbo de toda aquella ensoñación artística que nos unió. Fue maravilloso, como darle a 'refrescar' al ordenador. Me fui con la sensación de que te conoces más cuando te transitaste y quisiste en aquellos años, aunque luego hayan pasado 40 sin verse, que cuando conoces a alguien de repente en la segunda mitad de tu vida, incluso con amor del bueno por medio. ¿Cómo explicar la cera consumida de la mitad que queda de la vela?
Marcharse para desear volver. Cuando era soltera y vivía en Cádiz envidiaba a los madrileños que se volvían en septiembre. Ahora llevo 30 años en Madrid y me encanta volver a casa por vacaciones, pero sabiendo que el 1 de septiembre tengo que estar en Madrid. No viviría en un lugar pequeño. Prefiero marcharme y desear volver.
Qué temazo lo de volver a "casa". Yo ya llevo más de media vida fuera de mi Ávila natal y por más imposible que se ha puesto Madrid para vivir, nunca me planteo volver a vivir allí. Antes me iría a cualquier otro sitio... Comparto contigo lo de que parece que me falta el aire cuando voy... no sé, quizá es el modo de ver la vida allí, que me parece estrecha...
Ay! Que verdad!!! Vivo en Francia desde hace casi 20 años, pero cuando vuelvo a Zaragoza siempre digo que vuelvo a casa. Mi jefe, siempre me dice, "a casa? Te vas a quedar de vacaciones en Paris?" Y cuando contesto "nooo, a Zaragoza", me contesta, "Algún día tendrás que cortar el cordón " 😒 como explicarle que no tiene nada que ver con cortar el cordón umbilical que me une a mis padres, sino con la morriña, los recuerdos que pudieron y no fueron, y la idea que todo inmigrante tiene de " y si no me hubiera ido?" La verdad es que vivo muy bien en Paris, y que cuando vuelvo a casa 10 min después ya estoy de greñas con mi madre 😅 pero eso, también es volver a "casa" y espero seguir sintiendo esa sensación por muchísimos años.
Justo de este tema o parecido hablé esta semana en mi blog.
Llevo casi 16 años en Madrid. Me vine con 24. Queda poco para ese limbo en el que llevaría más tiempo aquí que allí.
Yo dejé mi cama de adolescente a la que volvía siempre con mi pareja, y hace casi 3 años, al ser madre: mi madre nos cedió la suite para tres, con baño dentro de la habitación. Ahí espero estar hasta que el niño crezca lo suficiente para volver a mi rincón de la esquina de la casa ajeno a ruidos y a la sensación de que duermo en el mismo lado de la cama donde dormía mi abuela, donde murió, donde la dejé morir yéndome esa noche a Madrid por miedo a perder el trabajo, perdiendo para siempre la oportunidad de despedirla en su última respiración , pero nadie sabía cuándo se iría y si me echaban y tenía que volver a la aldea era demasiado fracaso. No se medía el éxito como ahora. Se medía en dinero que había que ganar para lograr ser algo o tener algo o vivir económicamente independiente de aquello…
Yo ahora voy al psicólogo y mi familia lo sabe y he roto el sistema mostrando una vulnerabilidad que nadie se atreve todavía a mostrar. E incomodo.
Y cada vez son menos los que nos esperan. Lo que me conecta con cómo será mi vejez, y dónde…
A veces pienso que debería volver. En mi caso respiro más libre al volver a Madrid. Galicia está bien. De momento. Para unos días. En Madrid sigo viviendo de las rentas de ser quien quiero ser y no alguien a quien criticar eternamente por tener una madre que hace 30 años rompió muchas reglas para atreverse a salvarnos. Siento la chapa. Este relato de momento no podría ser publicado en mi blog porque allí mi madre lo leería y no ha querido ir al psicólogo 😅
Siento lo mismo, que mi casa es donde crecí. Me siento de allí y, pese a haber vivido más tiempo fuera que allí, siempre que digo donde vivo, aclaro que no soy de allí...me sale automáticamente
Te leo y recupero algo que siempre me ha resultado curioso. La Semana Santa y las Navidades son el momento de reencuentros por excelencia. No sólo para los que vivís fuera, sino para los que hemos conseguido seguir viviendo en la ciudad de provincias en la que nacimos. Y quizá son esos reencuentros los que hacen que se revuelva algo dentro de nosotros, como si nuestro yo del pasado y nuestro yo del presente estuvieran obligados a coexistir durante un rato.
Inevitablemente, cuando termina, me quedo con una tremenda resaca y pensando mucho sobre todo lo que fue el pasado, lo que pudo haber sido aquel futuro y lo que ha resultado ser el presente. El ejercicio es emocionalmente costoso, pero en cierto modo creo que siempre enriquece. Por suerte, estoy contento con cómo ha resultado todo.
Totalmente de acuerdo, me siento muy identificada con lo que dices , me emociona. A mi mis amigas y familia me tratan como si nunca me hubiera ido, me ven igual , se alegran de verme, pero constantemente me dicen: Vaya has venido a pasar el finde ! , como no vas a conocer a…?? no sabes como ir a tal sitio?
Eso a su manera, un tanto inconsciente, creo, me recuerda constantemente que me fui y que me tengo que volver a marchar
Lo que dices de "Parece como si mostrar mi vulnerabilidad bajara también la muralla de otros" me ha recordado al #26 de esta lista de 30 cosas que la autora ha aprendido en los 30: "Being vulnerable accelerate friendhips". Como nos conviene recordarlo...
https://bridgetdejong.substack.com/p/30-thoughts-on-turning-30?selection=ffbce083-ccf5-4d03-9056-554462c70f28
Gracias Amaya por todos estos años, los libros, el blog y todo. Llevo expatriada como tu más de los que viví en Euskadi y cuando te leo me gusta pensar que siempre fuiste parte de ese mundo digital que tenía una mirada real. Yo también quiero volver por no sé si puedo vivir...
De niña no entendía pq había que llevar las bragas limpias por si acaso. El "por si acaso" no lo pillaba. si ahora alguien lo usara ya no estaría libre de segundos sentidos.
Hola, cuadrilla (dicho así, pues ya, hablando de estar en Pamplona con las amigas....):
Que sepas que me habría gustado mucho concerte en el pueblo, espero que algún día pueda ser.
Veo que has puesto la foto del frontón de López (justo al lado de donde yo trabajo).
Yo he vuelto a mi cama de pequeño, porque estoy ahora haciendo noches con mi padre, y te diré que es como estar en mi sitio. Los sonidos son más míos y las posturas en la cama, obligadas por una columna que siempre he maldito, son las misas de mis primeros 35 años de vida. Solo pienso en quedarme ese piso yo cuando lo heredemos los hermanos (veo tristemente cercano el momento). Pasar por el portal y no poder entrar sería una tortura cada día. Lo mismo me pasa en Hernani, al pasar por el portal de mis abuelos.
Lo que cuentas me recuerda a Cinema Paradiso, cuando el ciego dice al chaval que se vaya, y que no vuelva nunca. El chico vuelve de muy mayor y lo ve todo como si no hubiera pasado el tiempo, porque ha pasado tiempo suficiente. Espero que te pase lo mismo con Pamplona que, con todo lo que ha cambiado, sigue siendo igual.
Yo vivo en otro país y volver para algo más que vacaciones se me hace una montaña. Vivir, impensable. Me gusta echar de menos a mi familia. Solo me imagino volver de vieja, cuando el cerebro ya no me dé para hablar cinco idiomas, y lo único que quiera hacer es comprar el pan, salir al parque a tomar el sol y oír los cotilleos mientras me pregunto si concocía al difunto del día, por quien tocan las campanas.
Es todo tal cual lo describes: Es querer volver y querer marcharse, es añorar vivir allí y saber que ya no puedes volver a hacerlo, es sentir una alegría infinita por estar de vuelta y a la vez una pena inmensa porque, no nos engañemos, nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Pero tenemos suerte: Suerte de poder volver a casa. A pesar de que ya no tengo un lugar al que llamar así, sigo diciendo “me voy a casa” cuando vuelvo a mi pequeña ciudad. Porque no conozco otro sitio en el mundo al que sienta de verdad así, a pesar del tiempo y la distancia, a pesar de saber que en realidad, aquello que llamo casa, hace tiempo que no existe.
De que livro son la citaciones de Natália G? Gracias
Me encanta lo de aflojar con el primer peaje. A propósito de volver y de recuerdos, este sábado me encontré con el que fue mi amor platónico de la adolescencia. Quedamos para pasar el día en Zaragoza (mitad de camino para ambos), fui la hora y pico de viaje en tren llorando de emoción, visualizando el momento de abrazarnos (casi 40 años después). Me preocupaba que me encontrara prosaica, agrisada con el paso de los años, las facturas y los deberes de ser adulta, sin atisbo de toda aquella ensoñación artística que nos unió. Fue maravilloso, como darle a 'refrescar' al ordenador. Me fui con la sensación de que te conoces más cuando te transitaste y quisiste en aquellos años, aunque luego hayan pasado 40 sin verse, que cuando conoces a alguien de repente en la segunda mitad de tu vida, incluso con amor del bueno por medio. ¿Cómo explicar la cera consumida de la mitad que queda de la vela?
Qué fuerte es eso de "pensar en volver, pero nunca en vivir". Esta carta nos ha llegado a todos muy hondo.
Marcharse para desear volver. Cuando era soltera y vivía en Cádiz envidiaba a los madrileños que se volvían en septiembre. Ahora llevo 30 años en Madrid y me encanta volver a casa por vacaciones, pero sabiendo que el 1 de septiembre tengo que estar en Madrid. No viviría en un lugar pequeño. Prefiero marcharme y desear volver.
Qué temazo lo de volver a "casa". Yo ya llevo más de media vida fuera de mi Ávila natal y por más imposible que se ha puesto Madrid para vivir, nunca me planteo volver a vivir allí. Antes me iría a cualquier otro sitio... Comparto contigo lo de que parece que me falta el aire cuando voy... no sé, quizá es el modo de ver la vida allí, que me parece estrecha...
Ay! Que verdad!!! Vivo en Francia desde hace casi 20 años, pero cuando vuelvo a Zaragoza siempre digo que vuelvo a casa. Mi jefe, siempre me dice, "a casa? Te vas a quedar de vacaciones en Paris?" Y cuando contesto "nooo, a Zaragoza", me contesta, "Algún día tendrás que cortar el cordón " 😒 como explicarle que no tiene nada que ver con cortar el cordón umbilical que me une a mis padres, sino con la morriña, los recuerdos que pudieron y no fueron, y la idea que todo inmigrante tiene de " y si no me hubiera ido?" La verdad es que vivo muy bien en Paris, y que cuando vuelvo a casa 10 min después ya estoy de greñas con mi madre 😅 pero eso, también es volver a "casa" y espero seguir sintiendo esa sensación por muchísimos años.
Cuánto te entiendo Amaya. Emociona leerte.
Justo de este tema o parecido hablé esta semana en mi blog.
Llevo casi 16 años en Madrid. Me vine con 24. Queda poco para ese limbo en el que llevaría más tiempo aquí que allí.
Yo dejé mi cama de adolescente a la que volvía siempre con mi pareja, y hace casi 3 años, al ser madre: mi madre nos cedió la suite para tres, con baño dentro de la habitación. Ahí espero estar hasta que el niño crezca lo suficiente para volver a mi rincón de la esquina de la casa ajeno a ruidos y a la sensación de que duermo en el mismo lado de la cama donde dormía mi abuela, donde murió, donde la dejé morir yéndome esa noche a Madrid por miedo a perder el trabajo, perdiendo para siempre la oportunidad de despedirla en su última respiración , pero nadie sabía cuándo se iría y si me echaban y tenía que volver a la aldea era demasiado fracaso. No se medía el éxito como ahora. Se medía en dinero que había que ganar para lograr ser algo o tener algo o vivir económicamente independiente de aquello…
Yo ahora voy al psicólogo y mi familia lo sabe y he roto el sistema mostrando una vulnerabilidad que nadie se atreve todavía a mostrar. E incomodo.
Y cada vez son menos los que nos esperan. Lo que me conecta con cómo será mi vejez, y dónde…
A veces pienso que debería volver. En mi caso respiro más libre al volver a Madrid. Galicia está bien. De momento. Para unos días. En Madrid sigo viviendo de las rentas de ser quien quiero ser y no alguien a quien criticar eternamente por tener una madre que hace 30 años rompió muchas reglas para atreverse a salvarnos. Siento la chapa. Este relato de momento no podría ser publicado en mi blog porque allí mi madre lo leería y no ha querido ir al psicólogo 😅
Siento lo mismo, que mi casa es donde crecí. Me siento de allí y, pese a haber vivido más tiempo fuera que allí, siempre que digo donde vivo, aclaro que no soy de allí...me sale automáticamente
Te leo y recupero algo que siempre me ha resultado curioso. La Semana Santa y las Navidades son el momento de reencuentros por excelencia. No sólo para los que vivís fuera, sino para los que hemos conseguido seguir viviendo en la ciudad de provincias en la que nacimos. Y quizá son esos reencuentros los que hacen que se revuelva algo dentro de nosotros, como si nuestro yo del pasado y nuestro yo del presente estuvieran obligados a coexistir durante un rato.
Inevitablemente, cuando termina, me quedo con una tremenda resaca y pensando mucho sobre todo lo que fue el pasado, lo que pudo haber sido aquel futuro y lo que ha resultado ser el presente. El ejercicio es emocionalmente costoso, pero en cierto modo creo que siempre enriquece. Por suerte, estoy contento con cómo ha resultado todo.
Totalmente de acuerdo, me siento muy identificada con lo que dices , me emociona. A mi mis amigas y familia me tratan como si nunca me hubiera ido, me ven igual , se alegran de verme, pero constantemente me dicen: Vaya has venido a pasar el finde ! , como no vas a conocer a…?? no sabes como ir a tal sitio?
Eso a su manera, un tanto inconsciente, creo, me recuerda constantemente que me fui y que me tengo que volver a marchar